La crítica al poder desde la negligencia en el trabajo
- Marcela Fernández
- 28 abr
- 2 Min. de lectura
Detrás de la mareada de humor que caracteriza nuestro libro, Alfonso Hernández Catá desliza una crítica, al principio sutil, pero cuyo peso en la historia va in crsecendo, que acaba desvelándose como lo que da sentido a la trama. Desde los tres carteros que, en lugar de limitarse a hacer su trabajo, encuentran un pequeño placer en curiosear las cartas que reparten, hasta los periódicos que más adelante dan cuenta de los acontecimientos de El Planeta, pero sin asegurarse de que sus palabras son ciertas, todas las narraciones de El viaje sin fin confluyen en una forma de trabajo basada en la negligencia.
Aunque en el caso de los carteros el lector puede comprender la lectura ociosa de las cartas ajenas como un pequeño respiro en su jornada laboral, como un momento en el que se divierten comentando entre ellos las vidas ajenas que transportan a través del papel, no siempre esta falta de seriedad se presenta de una forma tan ligera. El hecho de que en El Planeta haya un motín, que sea el que desencadena el caos, no se aleja de esta misma idea.
La lucha entre opresores y oprimidos, entre los más pudientes y los que se encuentran en posiciones subyugadas a ellos, estructura toda la novela. Hay un motivo de poder claro, y Hernández Catá se las ingenia para plasmarlo en todas las interacciones del libro. Los periódicos no publican noticias según una idea de verdad y justicia por los hechos que han tenido lugar, sino en base a los intereses individuales de cada uno. La verdad, como hemos ido comentando, es una realidad compleja y usualmente distorsionada. Las acciones de cada uno, a fin de cuentas, nacen desde lugares dentro del individuo que pueden ser más o menos genuinos, más o menos retorcidos, y Hernández Catá lo advierte y expone creando una maraña de conflictos basados, a fin de cuentas, en el mal hacer de distintas profesiones o individuos, tanto como juego inocente para distraerse de su posición de trabajador cansado al final de la jornada, como desde el poder de los grandes medios. La principal crítica, detrás del juego y el despiste, es una crítica hecha directamente hacia el mal uso del poder.
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