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La vigencia del juicio social

  • Foto del escritor: elviajesinfin2024
    elviajesinfin2024
  • 10 mar
  • 2 Min. de lectura

Si algo tiene la literatura es la capacidad de ofrecer una ventana a las jerarquías en la que una obra es creada. Esto ocurre con El viaje sin fin, una obra del siglo pasado en la que se aborda un asunto todavía vigente: el machismo del que eran víctimas las mujeres. En el libro, Lucila es cuestionada por todos, pasando desde la opinión pública y la prensa, hasta el juicio. Lo único que se sabe es que mantiene una romance fugaz con León.

Para algunos, y según la propia Lucila, se trata de una relación forzada cuyo único motivo se debe a la necesidad de sobrevivir y controlar al cabecilla de la rebelión. Para otros, la relación, lejos de ser forzada o falsa es consentida y movida por sus propios deseos. Si este fuera el caso, sería necesario reflexionar, ya que, ¿qué habría de reprobable en que actuara según su voluntad?

Sin embargo, lo es y al igual que todavía sucede en el presente, el cuestionamiento de la víctima es mordaz y doble. Aunque en realidad, poco importa si la etiqueta de «cómplice» se ajusta o  si lo hace más la de «amante» porque ya se tiene un veredicto antes del verdadero juicio.

Mientras, de telón de fondo, hay una madre que clama que su hija es honrada. Y al final parece que el quid de la cuestión se basa en eso, en la presunta honradez que, a la fuerza o no, la protagonista ha «perdido» y no si es realmente culpable o no. 

A través de este texto, escrito hace tanto tiempo, Catá logra demostrar la desafortunada vigencia que conecta su época con la nuestra, haciéndolo una lectura imprescindible.






 
 
 

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